jueves, 8 de mayo de 2014

Ser mamá


Estábamos sentados a la hora del almuerzo cuando mi hija casualmente mencionó que ella y su marido estaban pensando en “formar una familia”.
- Estamos haciendo una encuesta – bromeó – ¿Crees tú que debería tener un bebé?

- Te va a cambiar la vida – dije yo, manteniendo un tono neutral.

- Ya sé – dijo ella, – no más dormir el fin de semana, no más vacaciones espontáneas – pero no era a eso a lo que yo me refería.

Miré a mi hija, tratando de decidir qué decirle.

Quería contarle que las heridas físicas de tener un bebé sanarían, pero convertirse en madre le dejaría una herida emocional tan grande que la haría para siempre vulnerable…
Quería decirle que nunca más leería el diario sin preguntar: y si ese hubiera sido MI hijo?”.
Que cada caída de avión, cada casa que se incendia, cada accidente de tránsito la van a perseguir.
Que cuando vea una foto de un niño hambriento, se preguntará si no hay nada peor en la vida que ver a tu propio hijo morir.

Miré sus manos con manicure y su perfecto traje de dos piezas y pensé que sin importar cuan sofisticada es ella, convertirse en madre la reducirá al nivel más primitivo donde lo más importante es proteger a su crío. Que el llamado urgente de “mamá!!!” le hará quebrar su fuente de cristal más fino sin siquiera dudarlo. Me gustaría advertirle que sin importar cuantos años ha invertido en su carrera, serán descarrilados por la maternidad.

Podrá contratar una nana, pero algún día tendrá que ir a una importante reunión y recordará el dulce olor de su bebé.

Tendrá que endurecer su corazón para no volver corriendo a casa, solo para asegurarse de que está bien.

Quería decirle a mi hija que las decisiones comunes de cada día ya no serán rutina.

Que la decisión de un niño de 5 años de ir al baño de varones en Mac Donald’s en vez de el de mujeres será un problema gigante.

Allí, en medio de las bandejas y los gritos de otros niños, los asuntos de independencia e identidad de género chocarán contra la idea de un pedófilo esperando en ese baño de varones.

Cualquier decisión que tome en la oficina, la repensará constantemente como madre. Mirando a mi atractiva hija, le quería asegurar que eventualmente perderá los kilitos de más del embarazo, pero nunca más se sentirá igual consigo misma.

Que su vida, ahora tan importante, pasará a segundo plano una vez que su bebé haya nacido.

Ahora que ella daría su vida en un momento por salvar a su bebé, también comenzará a pedir por más años de vida, no para cumplir sus sueños, sino para ver los de sus hijos cumplidos.

Quería decirle que la cicatriz de la cesárea y las estrías se convertirían en sus medallas de honor.

La relación de mi hija y su marido cambiará, pero no de la manera que ella piensa. Ojalá ella entendiera cuánto más se puede amar a un hombre que es cuidadoso para poner talco a su bebé o que siempre tiene tiempo para jugar con él.

Quiero que sepa que se volverá a enamorar de su marido por razones que ahora encontraría muy poco románticas.
Quisiera que ella pudiera sentir el lazo que tendrá con otras mujeres que han tratado de detener guerras, acabar con los prejuicios y no manejar bajo los efectos del alcohol.
Quiero describirle a mi hija la felicidad que se siente al ver a tu hijo aprender a andar en bicicleta.
Quiero capturar para ella la risita divertida de un bebé cuando toca por primera vez el pelaje de un perrito o de un gato.
Quiero traspasarle esa alegría.

- Nunca te arrepentirás – dije finalmente.

La mirada interrogante de mi hija me hizo notar lágrimas en mis ojos.

Me acerqué a ella, apreté sus manos y le deseé lo mejor, ya que había recibido el más maravilloso de los llamados…

ANONIMO

viernes, 21 de marzo de 2014

La  Idea de ser Feliz y Conseguirlo

De la mujer se ha dicho infinidad de conceptos. Se le ha exaltado, reconocido, admirado, aclamado; también se le ha criticado, y por qué no se le ha cuestionado en su esencia, sus actitudes y su forma de pensar.
La verdad, es que el creador de la mujer, también se expreso hacia ella, llamándola compañera  idónea (llena de ideas) y le dio    muchas recomendaciones para que la mujer guiara su mente, su corazón y su alma para enfocarse y llegar a la  meta que El mismo estableció para hacerla feliz.
Aunque Dios la creo, le dijo a ella y a su esposo Adán que “señorearan” en toda la creación. Génesis 1:27-28. Y creo Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creo; varón y hembra los creo. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
Más adelante en el otro evento importante de la creación del hombre y la mujer, el Creador se dirigió   a ella con promesas y palabras de aliento, derramando sobre ella seguridad, luz y dirección. A través de un ángel Dios hablo a María de Nazaret así. “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra;…”Lucas 1: 35.
Queriendo decir entonces, que Dios mismo le dio capacidad, inteligencia y sabiduría a la mujer, para señorear este mundo y además El la cubriría siempre para protegerla y guiarla.
A pesar de tan maravillosa herencia, no todas las mujeres hoy y siempre han visto cumplirse ese propósito de Dios en sus vidas. Entonces la pregunta de rigor será. Porque? Y para responder a ese porque? Podríamos recurrir a miles y miles de tratados, cartas, libros y escritos feministas, humanistas, de derechos humanos etc,etc. , que han sido escritos a través de la historia, y , que  en su mayoría exigen cambios culturales y sociales que permitan a las mujeres que no lo han logrado, alcanzar la plenitud  y la realización que les otorgo Dios al ser creadas.
Si buscáramos en el mismo terreno del creador, seguramente  encontraríamos algunos puntos que nos revelen las respuestas a ese por qué?,  y  ayuden a aquellas que buscan una guía y la luz del camino para conseguir su propósito.
Observando lo que sucedió en el momento del encuentro entre Eva (la mujer) y la serpiente (Satanás) y lo aplicáramos a la vida cotidiana, quizá encontraríamos  un punto de partida para obtener la respuesta o parte de ella.
Su propia condición.  La mujer fue hecha de un material frágil pero resistente, las costillas protegen órganos vitales, y fue traída por Dios al Edén para unirse a su compañero, pero con un ingrediente especial, lo sensual y lo emocional con el fin de complementar al hombre en estas áreas para “señorear” al mundo y hacerlo adecuado para vivir. Así mismo les estableció límites para protegerlos de su propia naturaleza. 
Es importante resaltar que Dios creó al hombre y a la mujer a imagen suya, por lo tanto con capacidades extraordinarias para habitar la tierra, pero con la condición de ser guiados y dirigidos permanentemente por El, de lo contrario se perderían. 
Eva (la mujer) desconoció, por su propia condición, al igual que Adán, la dirección establecida por el padre. Gen 2: 16-17. Y mando Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comieres, ciertamente morirás, y quedo desprotegida al igual que su amado esposo. Así que, de allí en adelante toda su descendencia (la humanidad) tuvo que enfrentar la adversidad y la maldad sin estar preparados para ello. Su hijo mayor, dio muerte violenta  a su hermano fruto de la falta de guía y dirección del creador.
No es imposible llegar a la meta, Cada día, conocemos mujeres que superan grandes retos y  van a la vanguardia  de un mundo cada vez mas cambiante y exigente. Mujeres con grandes talentos, habilidades, llenas de juventud, dirigiendo grandes emporios, dispuestas a gobernar naciones, logrando metas profesional muy altas.  Maravillosas y extraordinarias mujeres. Aun así los logros profesionales, el poder, la “felicidad” alcanzada, son eventos que se dan aquí en la tierra, pertenecen al mundo y no a lo eterno, vienen y así mismo se van, más aun si no están conectados al manual de dirección del creador.
Las palabras que el padre dijo a María a través del Ángel. “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del altísimo te cubrirá con su sombra;...” fueron suficientes para que a esa joven mujer adornada  solo por sus cualidades espirituales, disfrutara de recibir el fruto maravilloso de educar, formar y ver crecer al Salvador del mundo; pudo enfrentar las adversidades de su entrono y dejar un legado que traería transformación y renovación a la humanidad para siempre.
Podemos continuar hacia adelante, conquistando nuevos horizontes, realizando y ayudando a otras mujeres a avanzar hacia la meta, pero no podemos ignorar, olvidar o desconocer las directrices del manual que nuestro creador nos dio para lograrlo. Cuando lleguemos a la meta, podremos mantenernos allí, disfrutando de los logros y estableciendo nuevas marcas que sin duda podremos alcanzar.